El Arte de Regalar algo a alguién que lo tiene todo

 

Ilustración: Carlos Venturelli (Kkxo)

 

Mac MacCarra / Comprar un regalo para alguien es todo un desafío. No solo porque no tienes idea de qué le gusta, sino porque, si es un amigo cercano, te enfrentas a una pregunta existencial: "¿Realmente me conoce o se está dando cuenta de que mi vida es un caos y se conforma con cualquier cosa?"

El proceso comienza con esa sensación de pánico: "¿Qué le compro a alguien que tiene todo?" Claro, porque en el fondo todos sabemos que esa persona en cuestión no tiene "todo". Tiene un gato que ya ocupa tres estantes, pero no tiene una lámpara de sal del Himalaya. ¡Ah, pero espera! Seguro que ya la tiene también.

Entonces buscas en internet, donde aparecen cosas como "Los 10 regalos más originales para personas que tienen de todo". Y es ahí donde el estrés se multiplica, porque lo que te venden como “original” es una taza que cambia de color con la temperatura del café, como si nadie hubiera visto eso en 2008.

Luego está el regalo "práctico", como un set de calcetines, que es básicamente el equivalente a decir: "Te quiero, pero no sé qué hacer con este sentimiento". Lo peor es que, cuando alguien te regala calcetines, tú también te sientes culpable por no haber sido más original. Es como un círculo vicioso de regalos mediocres que nunca termina.

Y luego está el regalo sorpresa, ese que tomas como una apuesta. A veces sale bien. Otras veces, no tanto. ¿Recuerdas cuando regalaste esa planta de interior a tu amiga que no tiene ni idea de cómo regar un cactus? Pues la planta ya está muerta, y ahora tú eres "el amigo que regala plantas que mueren". Pero bueno, al menos la planta no tenía una lámpara de sal del Himalaya.

La moraleja es: regalar es un arte… y todos estamos un poco perdidos en él. Pero si alguna vez dudas sobre qué regalar, recuerda: siempre puedes recurrir a la vieja confiable: "un vale por una experiencia", también conocido como "esto es todo lo que pude conseguir".

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