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LO 脷LTIMO
 

Entorno al Nobel de la Paz y Venezuela


Teodora Petkoff

I.

“Se est谩n partiendo las aguas”,

pens茅 apenas el presidente del Comit茅 Noruego del Nobel, en Oslo este 10 de diciembre de 2025, Jorgen Watne Frydnes, iniciaba su discurso en la ceremonia de entrega del m谩s prestigioso reconocimiento que una persona puede recibir: el Premio Nobel de la Paz. Por primera vez en m谩s de veinte a帽os, la agon铆a que vivimos los venezolanos bajo la opresi贸n del r茅gimen chavista, cuyas riendas hered贸 y templ贸 el usurpador Maduro, se reflejaba en palabras inequ铆vocas y solidarias. Est谩bamos escuchando nuestro infinito grito de ayuda, de libertad y, a煤n m谩s incre铆ble: lo escuchaba el mundo.

El silenciamiento fue una de las eficientes torturas a las cuales Venezuela fue sometida masivamente. El madurato torci贸 la l贸gica del bien y del mal y, como si no fueran suficientes las vejaciones, el exilio y las muertes, empleaba los m谩s sofisticados m茅todos de censura para enmudecernos y hacer ignorar el descontento. Envolvi贸 al pa铆s en un burka de silencio y terror.

Nuestras instituciones se convirtieron en el pozo donde el m铆tico rey Midas enterraba la verdad sobre sus orejas de burro. Es cierto: frente a eso, aun siendo irrefutables, las denuncias buscaban colarse ante las instancias internacionales que velan por la democracia en el mundo. Pero en la OEA, la ONU, el Parlamento Europeo o el CPI, aunque las recog铆an, quedaban sometidas a los engorrosos protocolos, los debates y las votaciones, a la infinita red de intereses de pa铆ses contrapuestos. Su contundencia se transformaba en pastillas de az煤car para la mort铆fera fiebre que desmantelaba a nuestro pa铆s, mientras el tiempo se estiraba sin remedio. Por mucho, contamos solo con nosotros mismos para no perder la esperanza.

Este 10 de diciembre de 2025 la historia cambi贸. Desde la tribuna en Oslo, con principios de basalto y una moral pr铆stina, inalienable y con el eco de nuestras voces, el Instituto Nobel hac铆a caer la condena moral sobre el r茅gimen criminal de Maduro. El Sr. Jorgen Watne Frydnes rasgaba el velo del silencio y Venezuela, secuestrada y torturada, recobraba su identidad en los rostros y los nombres de sus m谩rtires. No se escatimaba que las violaciones graves de los derechos humanos eran la regla y no la excepci贸n. Las v铆ctimas 茅ramos los ciudadanos: una hermana, un estudiante, un pol铆tico, cualquiera que a煤n creyera en decir la verdad y pudiera desaparecer violentamente en este sistema creado para desaparecer la creencia en la verdad. “Venezuela puede tener muchos futuros. Pero su presente es uno solo y es horroroso.”*

“Se est谩n partiendo las aguas para que pase mi pueblo”, pens茅 por segunda vez cuando el honorable Sr. Jorgen Watne Frydnes dijo: “Mientras perd铆an sus derechos, su alimento, su salud y seguridad —y finalmente, su propio futuro—, gran parte del mundo se aferr贸 a sus viejas narrativas”.* Y, al nombrar esas narrativas —la sociedad igualitaria ideal, la lucha contra el imperialismo, la competencia entre las superpotencias—, cuando desprovistas de sentido humano y puestas al servicio de hegemon铆as autoritarias se usaban para cercenar la libertad y los derechos esenciales, tambi茅n las conden贸.* Cuba, Rusia, China, Ir谩n y Hezbol谩. “Una paz basada en el miedo, el silencio y la tortura no es paz; es sumisi贸n presentada como estabilidad”,* y “La paz sin justicia no es paz. El di谩logo sin verdad no es reconciliaci贸n”.* Fue un parteaguas. S铆, Venezuela merece ser libre. Si Venezuela no est谩 libre, el mundo entero no lo estar谩. Sent铆 alivio porque fuimos reconocidos.

II.

Y, como al pueblo jud铆o en la Biblia, nos ha tocado a los venezolanos. As铆 es la estatura de nuestra compatriota Mar铆a Corina Machado, galardonada con un premio tan meritorio: el Nobel de la Paz. Como Mois茅s, o como Juana de Arco, Sim贸n Bol铆var, Nelson Mandela o Martin Luther King, ella representa la clara disyuntiva entre la libertad y la democracia versus la esclavitud y la tiran铆a. Es una libertadora que ha ganado a pulso el puesto de madre simb贸lica para nuestro pueblo, cuando lo sostiene para que no se desmorone. Portadora de un modo nuevo de actuar en pol铆tica, ha enfrentado riesgos y sacrificios personales; ha sido exitosa en desenmascarar los intereses de los opresores, pero tambi茅n la hipocres铆a de pol铆ticos y partidos con dobleces morales. Vence la desesperanza desde los principios: la libertad, el amor, la solidaridad, la transparencia y la verdad. Act煤a seg煤n lo que predica y no hace promesas que no cumple. Por encima del materialismo brutal de la subsistencia, ha invocado la lucha espiritual. Habl贸 el idioma de la libertad, y la gente entendi贸 el significado y, con la entrega de los humildes, la sigui贸 y la protegi贸 como se sigue y protege una luz en la noche.

Frente a ella y a su ideal, el madurato fue obligado a quitarse la piel de oveja que desde hac铆a tiempo le quedaba peque帽a; y, peludos, desnudos, borrachos de armas y de poder terrenal, lucieron su ruindad con el crimen de la usurpaci贸n.

La luz que Mar铆a Corina Machado encendi贸 en la gente es el saber de garantizar la transparencia en todas las elecciones, enfrentar la manipulaci贸n electoral y desactivar las armas de la guerra con las herramientas de la democracia. Una red de testigos tejida con valor ciudadano y la tecnolog铆a digital, empleada por ellos para informar y empoderar, condujeron al 茅xito la haza帽a de preservar la verdad. Gracias a esta organizaci贸n, las actas electorales sobrevivieron y fueron reconocidas, a pesar de la dictadura. Resguardadas en la b贸veda del Tesoro de la Rep煤blica de Panam谩, est谩n consagradas como un s铆mbolo de la fuerza unida de Venezuela hasta que se cumpla la promesa de nuestra libertad.


III.

El progreso tecnol贸gico, el conocimiento y la movilizaci贸n ciudadana —como herramientas de libertad— es la lecci贸n que, desde Venezuela en medio de su sufrimiento, se comparte con el mundo como esperanza para otras naciones y para otros seres humanos. La libertad es posible. El conocimiento libera.

En este punto del camino hacia la paz, desde la avanzada de los totalitarios por el poder sobre el mundo, resucita un sofisma seg煤n el cual Estados Unidos es el enemigo de la paz. Este argumento —y la esperanza de los venezolanos, a trav茅s de Mar铆a Corina Machado, en la ayuda de este pa铆s, con el cual nos une la historia del Nuevo Mundo— ha animado a los totalitarios para cuestionar y dudar de la idoneidad del Premio Nobel.

¿Se pudo culpar a los franceses que depositaron esperanzas en el desembarco de los aliados en Normand铆a? ¿Se vio envuelta Europa en la explotaci贸n norteamericana con el Plan Marshall?
Los totalitarios intervinieron en Venezuela: usaron nuestros recursos —petr贸leo, oro, colt谩n, aluminio, uranio— para financiar y llevar adelante la guerra contra Occidente, que llaman h铆brida. El terrorismo, el narcotr谩fico y el crimen organizado son armas que consideran leg铆timas para ganar, y las han empleado sobre nosotros. El pa铆s democr谩tico de una Venezuela ocupada ha resistido en solitario, durante casi treinta a帽os. Hay que pararlos. El Nobel de la Paz de este a帽o resulta controversial por eso... Est谩n indignados, lo desconocen, como el r茅gimen de Maduro en Venezuela quiere desconocer que han sido desenmascarados. Lo silencian, les hiere. Son ellos la guerra.

IV.

 FOTO: Ana Corina Machado

Quiz谩s lo m谩s emblem谩tico para ilustrar lo perentorio que es sincerar los discursos —m谩xime si la aspiraci贸n es la paz— fue la forma como se desarroll贸 la ceremonia de entrega del Premio Nobel.
Fue la hija, Ana Corina Sosa Machado, quien ocup贸 el podio para leer el discurso de agradecimiento y no la laureada. La joven, preparad铆sima y sensible, dict贸 c谩tedra con las palabras que hab铆a preparado su madre, Mar铆a Corina Machado, en anticipaci贸n por si no hubiera podido asistir en persona, como de hecho sucedi贸. La dictadura se hizo presente en el recinto; todos pudieron sentir el miedo que los venezolanos hemos sentido durante casi treinta a帽os, y no fue planeado. Mientras, Mar铆a Corina Machado viajaba en clandestinidad, por tierra, mar y aire para escaparse en las narices de los esbirros y poder cumplir con el compromiso de venir. Pienso en el sentimiento vivo de la oradora y en su temple cuando declamaba, con la facilidad de quien no repite al caletre, sino que tiene interiorizado y sentido el discurso que tambi茅n es suyo. En simult谩neo, se notaba su temblor —y se encog铆a el coraz贸n de los asistentes; lo comprendieron los reyes de Noruega y estuvo tambi茅n en los espectadores afuera, en la televisi贸n y en las redes—, el temor por la vida en suspenso de su madre y de la patria durante el arriesgado trayecto. Esa voz, por momentos tr茅mula y enseguida recobrando fuerza —qui茅n sabe de d贸nde: de las ideas, de la libertad, del amor, de los valores de nuestra civilizaci贸n occidental— nos dec铆a con convicci贸n, como si fuera su madre, as铆, de generaci贸n en generaci贸n: “Este premio tiene un significado profundo: le recuerda al mundo que la democracia es esencial para la paz. Y, lo m谩s importante, el principal aprendizaje que los venezolanos podemos compartir con el mundo es la lecci贸n forjada a trav茅s de este largo y dif铆cil camino: si queremos tener democracia, debemos estar dispuestos a luchar por la libertad”.**

Y, si lo tiene, es porque gracias a 茅l el Mar Rojo se est谩 abriendo, para nosotros los venezolanos y para el mundo que defiende la democracia —una visi贸n tan antigua, con un valor humano moderno, civilizatorio y de tanto bien— pueda protegerse de las calamidades que a nosotros nos destruyeron. La suerte est谩 echada. Y, con la libertad de Venezuela, la guerra h铆brida, la primera guerra global del siglo XXI, va a terminar, y muchos de los desarreglos actuales, como se hilvanaron, se van a deshilvanar.

Notas 

\* Citas del discurso de J酶rgen Watne Frydnes, presidente del Comit茅 Noruego del Nobel.

 \\ **Cita del discurso le铆do por Ana Corina Sosa Machado, preparado por Mar铆a Corina Machado.

 


 

Por Teodora Petkoff 



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