La Dirección General de Salut Mental de Baleares ha puesto en marcha un plan innovador orientado a prevenir el suicidio entre las personas mayores de 65 años, un sector de la población especialmente vulnerable que hasta ahora no contaba con programas específicos de acompañamiento y detección temprana. La iniciativa responde a la necesidad urgente de afrontar un problema que, pese a ser todavía un tabú social, tiene un impacto profundo en las familias y en la comunidad.
© Planeta Latino Baleares / El nuevo plan se centra en tres ejes fundamentales. En primer lugar, se promueven talleres grupales de gestión emocional, espacios en los que los mayores pueden compartir experiencias, aprender estrategias de autocuidado y reforzar la autoestima. En segundo lugar, se impulsan redes de apoyo vecinal y comunitario, con el objetivo de evitar el aislamiento social, uno de los factores de riesgo más importantes en esta franja de edad. Por último, se implementan acciones psicoeducativas, tanto para la población mayor como para familiares y cuidadores, con la idea de ofrecer herramientas para reconocer señales de alarma y saber cómo actuar.
Los datos subrayan la urgencia de actuar. Según las cifras oficiales de 2024, en Baleares se registraron 90 muertes por suicidio, de las cuales 68 correspondían a hombres y 22 a mujeres. La estadística refleja una media estremecedora: una muerte cada cuatro días. La edad media de las personas fallecidas se situó en 48,11 años, lo que indica que, aunque el problema afecta a todas las franjas de edad, la población adulta y los mayores requieren especial atención.
Expertos en salud mental advierten que el suicidio no debe entenderse únicamente como un problema individual, sino como el resultado de una combinación de factores personales, sociales y estructurales. El envejecimiento, la soledad, las enfermedades crónicas y la falta de redes de apoyo influyen de manera directa en el riesgo de ideación suicida entre mayores.
La estrategia de Salut Mental en Baleares se enmarca también en un esfuerzo más amplio a nivel estatal y europeo, donde cada vez se reconoce más la importancia de abordar el suicidio desde la prevención, la educación y la eliminación del estigma. Organizaciones de pacientes y colectivos profesionales han aplaudido el plan, pero insisten en que será fundamental garantizar recursos estables, profesionales formados y coordinación entre el sistema sanitario, los servicios sociales y las entidades locales.
El reto es inmenso: se trata de ofrecer respuestas humanas y cercanas a una realidad dolorosa, y al mismo tiempo construir una cultura de apoyo y solidaridad hacia quienes atraviesan momentos de vulnerabilidad. En palabras de un portavoz del programa, “prevenir el suicidio significa salvar vidas, pero también significa devolver a muchas personas mayores la esperanza de que no están solas y de que su voz sigue contando en la sociedad balear”.




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