En las últimas semanas, la Guardia Civil ha abierto una investigación tras el hallazgo de varios cadáveres maniatados en aguas próximas a las islas de Ibiza, Formentera y Dragonera. Se estima que entre dos y cinco cuerpos han aparecido recientemente, todos con signos muy preocupantes: estaban atados de pies y manos, lo que ha hecho saltar las alarmas sobre la posibilidad de homicidios.
© PLB / Según apuntan fuentes oficiales, las víctimas podrían ser migrantes argelinos que viajaban en patera rumbo a las islas. Desde principios de año se han recuperado 31 cadáveres en aguas de Baleares relacionados con travesías irregulares, la mayoría víctimas de naufragios. Sin embargo, el hecho de que algunos cuerpos hayan aparecido atados sugiere que podría tratarse de asesinatos tras disputas o enfrentamientos a bordo de las embarcaciones.
El primer hallazgo se produjo el pasado 18 de mayo, cuando un barco belga avistó un cuerpo maniatado flotando cerca de Formentera. Poco después, aparecieron otros dos cuerpos en la misma zona, y el último caso se registró el 11 de junio cerca del islote de Dragonera. La Policía Judicial de Ibiza ha asumido la investigación y trabaja junto a especialistas forenses para confirmar las causas de la muerte y la identidad de las víctimas.
Aunque aún no se descarta ninguna hipótesis, los investigadores sospechan que podría tratarse de un ajuste de cuentas o un castigo dentro de las propias pateras, tras tensiones entre los migrantes o entre estos y las redes de traficantes. La presidenta del Govern balear, Marga Prohens, calificó los hallazgos de “escalofriantes” y reclamó más medios para reforzar la vigilancia marítima y evitar tragedias similares. Por su parte, el delegado del Gobierno en Baleares, Alfonso Rodríguez Badal, describió estos hechos como un “drama migratorio” y pidió prudencia mientras avanza la investigación.
El siguiente paso será realizar las autopsias y análisis forenses para determinar el modo de muerte, así como identificar a las víctimas a través de ADN o huellas dactilares. Al mismo tiempo, la Guardia Civil trabaja para trazar la posible ruta de origen de las embarcaciones e identificar a los responsables, si finalmente se confirma que se trata de homicidios. Este caso vuelve a poner sobre la mesa la crudeza de las rutas migratorias por el Mediterráneo y el alto riesgo que asumen quienes se lanzan al mar en busca de un futuro mejor.
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