Una ciclogénesis explosiva pasa por la Moncloa

Víctor Gistau / La realidad es muy tozuda y vencerla es una suerte muy improbable, sino vean porqué en el marco de la meteorología se delata que cuando ocurre esa alteración atmosférica es porque el aire seco de la estratosfera fluye hacia una zona de bajas presiones, y esto hace que el aire dentro de la depresión se eleve muy rápidamente y aumente su rotación, lo que a su vez profundiza la presión y crea una tormenta más vigorosa que suele estar asociada a fuertes vientos destructivos.

La definición de esa muy potente borrasca traslada el encaje de su comportamiento no de una generalidad de conceptos sino de esa realidad que se aproxima a un holocausto atmosférico.

Veamos como de repente la atmósfera se altera en el palacio porque un aire seco llamado Aldama procedente de la estratosfera política fluye rápido a una zona de bajas presiones con sobres bien rellenos. Así se consigue que determinados personajes se arremolinen dentro de una gran depresión y se eleva muy rápidamente aumentando su rotación invitando a más personajes a la sobrecogida puesta en escena. Se supone, porque son ya muchos los que se mueven en el núcleo de esa presión, que se crea una tormenta más vigorosa y asociada a algunos vientos destructivos.

Ustedes póngales nombres a los imaginarios personajes que han sido citados por el señor de los anillos que no quiere calentar los colchones de una celda ni un día más. Después vuelven todos a una como en Fuenteovejuna a defender al marqués de falconeti dan rienda suelta a la escandalosa vicepresidenta que una vez más vociferando qué, de lo dicho por ese acusado excarcelado, hay NADA DE NADA.

Sr. Presidente del desgobierno de este país que muchos somos lo que llamamos España, envíe usted el motorista del ordenador monclovita, y jubile a tanto ministro que ni está ni se le espera y de manera especial a tanto inútil asesor que cada día que pasa a usted se le está juzgando por la opinión pública como el mayor afectado por esa ciclogénesis explosiva monclovita. Si hasta tuvo que llevarse a Doña Begoña a los brasiles para quitarla del medio ante tantos vientos destructivos que se le concitaron, aunque la pregunta debería ser ¿qué demonios pinta la esposa de un Presidente de gobierno en la reunión de los G-20, si no es porque quiere aprender más técnicas económicas muy sustanciosas para unos muy pocos elegidos?

Y encima vuelven los chaparrones fuera de palacio. El secretario general del partido socialista obrero y español se ha negado a participar en una marranada sanchista, de manera que el Jefe del Gabinete del habitante de la Moncloa le envió unos documentos  sobre el novio de la Sra. Ayuso que le había enviado otro desvergonzado que ya ha sido imputado en la causa que le persigue. Y el señor Lobato acudió a un fedatario público para manifestar y mostrar el citado documento. Lo que se pretendía es que que el Jefe de la oposición en la Asamblea de Madrid diera un espectáculo a la presidenta del gobierno de la Comunidad de Madrid.

Juan Lobato que es un funcionario de carrera de la Agencia Tributaria, se negó a poner en marcha esa felonía y declaró que la honestidad profesional está por encima de un partido político. Naturalmente esa postura no fue bien aceptada en la Moncloa por quien quiere perpetuarse en el poder a pesar de que solo cuenta con el apoyo de quienes le consideran un San Pedro de segundo nivel y que los mismos catalanes que le siguen manteniendo aseguran aquello de “Pagan, Sant Pere canta”. Y él ha dimitido porque esos secuaces de estómagos agradecidos le han estado machacando con fuerza inmisericorde, y en cambio a ese hipócrita del tres al cuarto, lo han cesado y nombrado ministro. ¿I que no es guapo, aixó?

Otro a cobrar de nuestros impuestos. Por cierto, ¿a cuántos ministros del actual gabinete  conoce usted, querido lector? De 23, yo reconozco que no más de 5 son los que he visto o nombrado alguna vez salvo a la histérica de la principal pieza de esa historia que puede ser la instigadora para que un tal Fiscal General del Estado dé con sus huesos en esa fría mazmorra que tan bien conoce el señor Aldama    

Y en resumen me acojo a la redondilla que entonara Sor Juana Inés de la Cruz allá por el año 1.689… ¿O cuál es más de culpar aunque cualquiera mal haga: la que peca por la paga o el que paga por pecar?

Sra. Montero y Sra. Alegría dejen ustedes de intoxicar al personal con sus hilarantes cuentos de caballerías y vayan ustedes buscando donde poner el huevo cuando el jefe las abandone, porque él no se va a ir por las buenas, pero ustedes dos… ¡no sé, no sé!  Ilustración: Carlos Venturelli (Kkxo).

Víctor Gistau