El mar que rodea las Pitiusas se ha convertido en un termómetro de la crisis climática. Un equipo internacional de científicos, tras 14 años de observaciones continuadas en el Canal de Ibiza, ha confirmado un aumento sostenido de la temperatura y de la salinidad de sus aguas, una tendencia que los expertos consideran una alerta ecológica de primer nivel.
© Planeta Latino Baleares / Los datos obtenidos reflejan una alteración progresiva de las condiciones del Mediterráneo occidental, con posibles consecuencias directas sobre la biodiversidad marina. El incremento de la temperatura favorece la llegada de especies invasoras y el blanqueamiento de corales y gorgonias, mientras que la mayor salinidad puede alterar los ciclos biológicos de organismos sensibles y afectar a la posidonia oceánica, auténtico pulmón del mar balear.
Ibiza, un laboratorio natural
Los investigadores destacan que el Canal de Ibiza es un enclave clave para comprender los cambios globales en los mares. Su posición estratégica lo convierte en un “laboratorio natural” para monitorizar la evolución del clima en el Mediterráneo.
Además, alertan de que las transformaciones registradas no son fenómenos aislados, sino parte de una tendencia que ya está impactando en la pesca artesanal, el turismo vinculado al mar y la sostenibilidad de los ecosistemas que sostienen la economía balear.
Llamada a la acción
Los científicos insisten en la necesidad de reforzar las medidas de conservación marina, reducir la presión sobre hábitats frágiles y avanzar en políticas contra el cambio climático. Según los expertos, lo que ocurre en Ibiza es una advertencia que podría replicarse en otras zonas del Mediterráneo si no se actúa con urgencia.

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