
Una novela que mezcla el pasado, el presente y la filosofía de la vida"
VÍCTOR GISTAU / Planeta Latino Baleares / Los que nos manejamos con la escritura que en un tiempo muy pasado teníamos como objetivo el que una imprenta volviera tintado un papel que había sido entrado blanco en esa máquina, y adorábamos aquel olor a tinta mezclado con el sonido casi uniforme de las mismas para leer después unas galeradas antes de que un libro se conformara una vez repasadas las pertinentes correcciones. Hoy ya no se cajean las letras de plomo que los linotipistas aportaban con su pericia en el buen hacer de una imprenta, porque todo ha cambiado sin tan siquiera pensarlo ni prevenirlo el propio Johannes Gutemberg. Nos basta un ordenador enchufado a cualquier fuente de alimentación y sin mediador alguno traspasar las ideas y los conceptos de quien teclea una base llena de letras, números y señales raras que uno tiene que saberlos bien si quiere que su éxito corone la voluntad de quien pretenda publicar un libro.
A punto de finalizar el mes de febrero del año 2025, me cité con Lucía Duque, buena amiga desde que andábamos llenando hojas para conformar un periódico con ínfulas de revista y que bautizamos con el nombre de Planeta Latino Baleares. Pues hoy hemos pasado de cajas de letras, linotipias e incluso de astralones sobre los que montar los fotolitos antes de pasar a plancha y nos hemos encontrado ambos dos con la misma ilusión de entonces, la misma disposición a resolver los problemas surgidos y la misma voluntad cercana a conseguir nuestro propósito. Entonces, corría el año 2001 y pilotando el diseño que nos había planteado un año antes para que naciera ese proyecto otro buen amigo, Antonio Carlos de Paiva e Venturelli, que es como se llama el personaje. Pues con Lucía Duque Rios, a vueltas con la información cultural que se daba por estas tierras, y yo mismo que me llegué a creer que estaba naciendo un Washington Post cualquiera nos lanzamos a la aventura. Pedro Serra nos prestó todo su apoyo a través del Grupo del periódico Ultima Hora hasta que las novedades del internet nos hicieron descansar unos años volviendo de nuevo con ilusiones y proyectos renovados, que es lo que se acostumbra decir cuando quieres no decir las verdades del barquero.
Y aquí seguimos, con una Lucía Duque a vuelta con los quehaceres culturales y con un sueño mal aparcado en el recuerdo, aunque ya muy bien conseguido: Ha publicado un libro que con el título del encabezamiento me ha atrapado desde la primera lectura de sus páginas guardadas en un archivo de la base de datos de su ordenador hasta que acudimos a esa cita en una cafetería y me encontré con 112 páginas de una novela costumbrista real como los personajes a los que ella ha revivido aunque con los nombres algo cambiados.
La historia de los tres jinetes que nos lanzamos a esa piscina, sin asegurarnos que por lo menos había agua en su interior, tiene un paso feliz por que nuestra compañera de viaje tenga su sueño cumplido. Y permítanme que reproduzca en nuestro periódico lo que figura en el colofón de la narrativa. Es lo que sentí cuando leí aquellas galeradas que han conformado hoy un libro de obligada lectura.
Y dice así…
“No resulta fácil pasar una lectura sobre las 112 páginas de unas galeradas con la intención de verse plasmadas en un libro, que es lo que pretenden las bien dispuestas autoras con el ánimo de atraer la atención de los lectores. Sin embargo, reconozco que últimamente, cuando leí las de Lucía Duque, la sorpresa fue aumentando mi interés por pasar capítulo a capítulo cada uno de los que componen su “Invierno en la sabana”.
Si el contenido de las ideas expresadas en esas paginas te introducen en una trama en donde resulta muy difícil ir y venir por sobre líneas muy estructuradas en la concepción casi filosófica de alrededor de 17 personajes, es una finalidad conseguida, impregnando todo el relato con un fundamentado dogma
Y reconozco también que por lo que leí en esas páginas, su contenido me atrajo hasta el final sin darme tiempo para un respiro, y fue porque cada capítulo alcanzaba un final de lo tratado y expuesto en ellos mismos. Excelente la métrica que Lucía ha utilizado para que cada punto y seguido fuera precisamente eso; algo que paraba para seguir adelante, y que en momento alguno se aprovechaba para dejarles aislados sin saber cómo regresar al párrafo anterior.
Es asombroso como he podido sumergirme en esa trama que se mece entre los tiempos pasados y el diseño de la nueva realidad, y me temo que mucha razón se tiene al leer los párrafos en clave de narrativa junto al diálogo de los personajes en cuestión. Me pareció como si alguien me lo estuviera contando y que el personaje se mimetizara conmigo. No es fácil, de verdad que no es nada fácil conseguir ese punto de lectura.
Y los capítulos cayeron en una sola tarde.
Buscar una protagonista en la novela se me ha hecho difícil porque cada uno de los personajes encerrados en esa trama exigen una atención por sí mismos, y eso facilita al lector la justificación de su existencia. Aseguro con mirada crítica que Yolanda Mejía, Aina Oliver, Violeta Arias y hasta Johana y Gimena no han pasado por aquella sabana de Bogotá porque Lucía así lo quiso al poner negro sobre blanco y narrar aquel invierno. Y hasta incluso Armando y Ramón con tan solo citarlos tenían que estar ahí.
En la narración se incluyen tres instantáneas en papel quemado por un tiempo que ya pasó mientras se observa el futuro no muy lejano. No hay que forzar la imaginación, el texto lo aclara y las tres imágenes lo constatan.
Lucía Duque Ríos, gracias por darnos un “Invierno en la sabana”, y yo que te tengo por una extraordinaria amiga te exijo que sigas formando parte de esa pléyade de mujeres que cada día se incorporan a las listas de premiadas en las cuentas de la literatura universal”.
Víctor Gistau
0 Comentarios
Gracias por dejar su comentario en Planeta Latino Baleares. No dude en dirigirse a nuestro equipo de redacción para cualquier sugerencia u observación. Comentarios ofensivos serán borrados y el usuario bloqueado. Planeta Latino Baleares no se hace responsable de los comentarios publicados por los lectores.