Lukas Rivers
El Pont铆fice advierte de la "r谩pida disminuci贸n de la pr谩ctica religiosa en Espa帽a"
Sin papeles ni cors茅s diplom谩ticos, hablando muy r谩pido, en italiano y de forma espont谩nea, el Papa explic贸 que el "problema del secularismo y la laicidad del mundo occidental" tiene en Espa帽a uno de sus epicentros. Ratzinger opin贸 que hay un "desencuentro", un choque, e ilustr贸 la situaci贸n con una explicaci贸n hist贸rica: "Espa帽a siempre fue un pa铆s generador de fe", dijo, "el renacimiento del catolicismo en la 茅poca moderna se produce sobre todo gracias a Espa帽a, donde figuras como San Ignacio, Santa Teresa o San Juan de la Cruz dan forma a la fisionom铆a del catolicismo moderno. Pero es tambi茅n verdad que en Espa帽a naci贸 una laicidad, un secularismo fuerte y agresivo, como vimos en los a帽os treinta". Y concluy贸: "Esa disputa, o mejor este choque entre fe y modernidad, ambas muy vivaces, tiene lugar de nuevo hoy en Espa帽a". Por eso, a帽adi贸 el Papa, "el futuro de la fe y el encuentro -¡y no el desencuentro!- entre fe y laicismo tienen su punto central en la cultura espa帽ola".
Ratzinger no revelaba nada nuevo porque, como subray贸 de nuevo hoy, los temas centrales de su pontificado son la "conciliaci贸n entre fe y raz贸n", el "regreso a la simbiosis entre fe y arte" y "el problema de la renovaci贸n de la familia como n煤cleo central de la sociedad". "La familia", dijo el Papa en el avi贸n, poco antes de que los cazas del Ej茅rcito espa帽ol lo escoltaran hasta Santiago, "es lo que nos va a indicar hasta d贸nde podemos llegar".
Sus palabras oficializaron en cierto modo el desencuentro que la diplomacia vaticana y la espa帽ola han intentado evitar durante los 煤ltimos a帽os. Fuentes del Gobierno de Rodr铆guez Zapatero dijeron que el Papa no hab铆a citado al presidente ni al Gabinete y que, por tanto, no se deb铆an interpretar sus palabras como una cr铆tica al presidente. Pero el guardi谩n de la fe fue suficientemente claro: "El problema existe en todos los grandes pa铆ses de Occidente, pero sobre todo en Espa帽a". Y remach贸: "Mi visita es naturalmente un signo de amor. Espa帽a es un pa铆s lleno de dinamismo, pleno de fuerza de la fe, y la fe responde a los retos que est谩n igualmente presentes en Espa帽a: he venido por casualidad, pero esta casualidad demuestra una realidad m谩s profunda: la fuerza de la fe y la fuerza del reto por la fe".
La actitud militante del Papa alem谩n de 84 a帽os, lo que se ha llamado su "amable ferocidad", qued贸 de manifiesto en sus gentiles y determinadas respuestas a los periodistas, y en la homil铆a que pronunci贸 ante 8.000 fieles en la plaza del Obradoiro, en Santiago. Como un mantra, el laicismo y la necesidad de devolver a Dios al centro de la existencia humana aparec铆an en cada esquina de su discurso. Al explicar a la prensa por qu茅 ha decidido crear el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelizaci贸n, Ratzinger dijo: "La dificultad de pensar en los conceptos de las Escrituras, de la teolog铆a, es universal, pero hay naturalmente un centro y ese centro es el mundo occidental con su secularismo, su laicidad, y la continuidad de la fe que debe intentar renovarse para ser fe actual y responder al reto de la laicidad".
Ratzinger aclar贸 que las ideas que dan sentido a su viaje a Santiago y Barcelona son dos: en el Camino de Santiago est谩 la idea del peregrinaje, que seg煤n dijo est谩 escrita en su biograf铆a, fue clave en la fundaci贸n del continente europeo y ayuda a no perder el camino de la fe. En Barcelona, espera encontrarse con "el arte que trasciende, que ayuda a ver y encontrar al otro, que es expresi贸n de la tradici贸n y de la renovaci贸n de la fe y de belleza".
La visita a Santiago empez贸 con cierto suspense. Una densa niebla cubr铆a la ciudad y el Airbus 320 aterriz贸 a ciegas y dando un bote. Los pr铆ncipes de Asturias y el vicepresidente primero, Alfredo P茅rez Rubalcaba, recibieron a Benedicto XVI en una carpa habilitada junto a la nueva terminal del aeropuerto. Con ellos, a pie de pista, hab铆a unas 150 personas agitando globitos blancos y amarillos y gritando "¡viva el Papa!". Al salir del aer贸dromo, la sensaci贸n era de irrealidad total: por la autopista no circulaba nadie, y las calles de Santiago ofrec铆an un aspecto desolador. Solo se ve铆an polic铆as. El anunciado tsunami de la fe, que hablaba de 200.000 personas en las calles, no pareci贸 responder a la verdad.
Ratzinger quiso llegar a la ciudad como peregrino y visit贸 la catedral por la ma帽ana ante la emoci贸n de 120 obispos espa帽oles y unas cuantas decenas de las 50.000 monjas que hay en el pa铆s. Muy cerca estaban los ocho tiraboleiros que hicieron volar el botafumeiro a conciencia, ante la mirada entre divertida y mareada del Papa, ya algo cansado tras abrazar (muy levemente) al ap贸stol y contemplar el altar barroco.
Por la tarde, durante la misa cantada, la megafon铆a pidi贸 a los fieles que siguieran la celebraci贸n en silencio, que no gritaran consignas ni ense帽aran pancartas. Ratzinger no habl贸 en concreto de Espa帽a, sino de Europa. Llam贸 a defender las ra铆ces cristianas del continente y reflexion贸 sobre la aportaci贸n que la Iglesia debe hacer a la construcci贸n filos贸fica del continente. As铆, dobl贸 la apuesta por no cejar en la batalla contra el laicismo, con argumentos teocr谩ticos. "Solo Dios basta", dijo citando a Santa Teresa. "Es una tragedia", a帽adi贸, "que en Europa, sobre todo en el siglo XIX, se afirmase y divulgase la convicci贸n de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de su libertad".
Tres visitas a Espa帽a en seis a帽os
Contando su pr贸ximo viaje, previsto para 2011 a Madrid, Benedicto XVI habr谩 efectuado tres visitas a Espa帽a en seis a帽os. Preguntado por la raz贸n, el Papa ha respondido que "es un signo de amor y una obligaci贸n". Ha recordado que no pod铆a faltar en Valencia, en 2006, ni en Madrid, en la pr贸xima Jornada Mundial de la Juventud, en 2011, ni tampoco en el a帽o santo en Galicia ni en la consagraci贸n del templo de la Sagrada Familia en Barcelona.
Una noche al raso
Toda una expectativa ante la llegada del Papa era grande. En la Plaza del Obradoiro, las sillas instaladas para la misa que Benedicto XVI oficiar谩 en Santiago, Los agentes de la Polic铆a Nacional que abarrotaban la zona se esforzaron en evitar que muchos fieles, se colasen para entrar antes a la plaza que los penitentes que hab铆an soportado el fr铆o de la noche. Apenas unos minutos despu茅s de abrir la plaza, ya se congregaban all铆 unas 2.000 personas.
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