
Por ©Willy Grotty / Barranquilla 2025
China acogió la deslocalización de fábricas occidentales (americanas) en sus cantones con una mezcla de humildad estratégica y visión de largo plazo. No fue una rendición, sino una inmersión: aceptó su rol como maquiladora o fábrica del mundo, toleró condiciones laborales que habrían escandalizado a cualquier sindicato europeo y convirtió sus ciudades en talleres de ensamblaje de la modernidad. Pero no lo hizo por docilidad: lo hizo para aprender. Miles de ingenieros chinos se formaron en universidades estadounidenses mientras sus padres ensamblaban iPhones. Cuando en 2001 China entró a la OMC, ya no era solo una nación emergente: era una potencia latente, afinando sus motores.
Durante esos años, Estados Unidos creyó que la globalización era un espejo que siempre le devolvería su propio reflejo. No entendió que, mientras las ganancias se inflaban por los bajos costos de producción, su base industrial se oxidaba internamente. Ni que, mientras celebraba su déficit de cuenta corriente como una señal de dinamismo, cedía terreno real en manufactura, infraestructura y hasta en soberanía tecnológica. Washington pensó que podía ser la mente del mundo mientras los otros ponían las manos. Pero las manos también aprenden, también piensan, y a veces construyen su propia cabeza.
Hoy, cuando ese gigante dormido que fue China se despereza como primera potencia exportadora, tecnológica y financiera, el Cisne Naranja bate sus alas, grazna con torpeza y ruido. Trump encarna no solo el desconcierto, sino también la furia del declive. Quiere revertir décadas de errores con tarifas improvisadas, guerras comerciales y discursos de patio trasero. China no es Latinoamérica. ¿Cree que gritar “America First” basta para que el tiempo vuelva atrás?. El daño está hecho. Y consolidado. Los aranceles no reemplazan las fábricas cerradas, ni las promesas proteccionistas sustituyen a los empleos que volaron al otro lado del Pacífico. Ahora relocalizar las industrias hacia USA no es fácil, ahora son cadenas de valor y el mundo cambió.
El cisne naranja, a diferencia del negro, no sorprende por su aparición, sino por su negación del pasado. Quiere rehacer el mundo sin entender cómo lo perdió. Como esos jugadores de ajedrez que golpean el tablero cuando descubren, demasiado tarde, que la estrategia rival comenzó veinte movimientos atrás. China, paciente y milenaria, ya hizo su jugada. Y el Águila Norteamericana, en lugar de aceptar el empate, quiere reiniciar la partida a punta de sanciones. Tendrá que negociar, pero no podrá lograr el "America First"
LA EXPANSIÓN GLOBAL DE CHINA
INVERSIONES EXTRANJERAS
+850% desde 2000 (US$2.5 billones acumulados)
📍 África: 10,000 proyectos
📍 América Latina: US$150 mil millones
NUEVA RUTA DE LA SEDA
PAÍSES PARTICIPANTES
BILLÓN INVERSIÓN ANUAL
PROYECTOS DE INFRAESTRUCTURA
DOMINIO TECNOLÓGICO
HUAWEI
1° en 5G global
TIKTOK
1.5B usuarios
SHEIN
US$30B en ventas
HUELLA GLOBAL
*Presencia comercial, inversiones o proyectos de infraestructuras
Fuente: Banco Mundial, AEI, China Global Investment Tracker (2023)
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