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Con Trump en Roma, el C贸nclave ya no es s贸lo cosa de cardenales

@boteroitaly / La presencia del presidente Donald Trump en Roma para el funeral del Papa Francisco —junto con la orden de izar las banderas a media asta en todo EE.UU. como se帽al de duelo oficial— no es solo un gesto diplom谩tico. Es un mensaje inequ铆voco de poder y expectativa pol铆tica dirigido al Vaticano.
¿Un nuevo Papa progresista o conservador?
Esa es la gran pregunta. Y la respuesta depender谩 menos de las ideas internas de la Curia y m谩s del contexto geopol铆ticoque rodea al pr贸ximo c贸nclave:

Francisco molde贸 el colegio cardenalicio a su imagen y semejanza, con m谩s de 100 cardenales elegidos por 茅l, muchos de ellos cercanos a su visi贸n de Iglesia “en salida”, sensible a las periferias y menos dogm谩tica.

Pero el peso simb贸lico y pol铆tico de lo que representa Trump en este momento —en plena reconfiguraci贸n del orden global— puede actuar como contrapeso a esa mayor铆a progresista. La Iglesia, aunque no lo admita, sabe leer las se帽ales del poder temporal.

Un Papa que escuche al nuevo mundo
Trump no llega solo: llega con una narrativa. La de un Occidente en defensa de sus ra铆ces, de la familia, de la fe cristiana, de la soberan铆a y del orden moral. Y esa narrativa contrasta brutalmente con los silencios vaticanos ante las dictaduras comunistas, las persecuciones religiosas en 脕frica y Asia, y el colapso moral que vive Europa.

El funeral de Francisco se convierte, en este contexto, no solo en el cierre de un pontificado, sino en la primera escena de un nuevo cap铆tulo: ¿seguir谩 el Vaticano en l铆nea con la izquierda globalista o corregir谩 su rumbo?
El Vaticano est谩 avisado
Ya no es viable una Iglesia neutral ante el comunismo, ambigua ante el islamismo, o silenciosa ante el autoritarismo de izquierda en Am茅rica Latina. La presencia de Trump, su tono solemne y su duelo oficial, son una advertencia elegante, pero firme:

O la Iglesia vuelve a hablar el lenguaje de la verdad y la fe, o perder谩 toda autoridad moral en el nuevo siglo que se est谩 abriendo.


La pelota est谩 en manos de los cardenales.
Y el mundo —esta vez— est谩 mirando.


Am茅n
@boteroitaly

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