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LOS ÚLTIMOS DE FILIPINAS: Los Héroes de Baler - 2ª Parte

Tercios españoles Imagen: Soldados españoles del Tercio de Flandes, cavando trincheras encontraron la Tabla con una imagen de la Virgen.

El Milagro de Empel y los Últimos de Baler

En la madrugada del 7 de diciembre, un Tercio español estaba totalmente rodeado por ingleses y holandeses. Eran tan numerosos estos enemigos que la rendición parecía la única salida para los soldados españoles. El Almirante Holak propuso a los españoles una honrosa rendición perdonándoles la vida. El Maestre de Campo, Jefe de los Tercios españoles, no fiándose de la palabra del inglés, le dijo al emisario que le llevara la siguiente respuesta al Almirante Holak:

"Los Infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de rendición después de muertos."

Ante tal provocación, el Almirante inglés entró en cólera y decidió acabar definitivamente y sin contemplaciones con los Tercios españoles en Flandes, por lo que ordenó abrir todas las compuertas de los diques de los ríos para inundar el campamento donde estaban resistiendo los soldados de nuestro Tercio. Pero estos consiguieron llegar hasta el monte Empel, que quedó a modo de isla sin inundar, y decidieron hacerse fuertes, tal y como lo hicieron años después en la famosa iglesia de Baler.

Una vez llegaron al monte Empel, empezaron a cavar trincheras, pero eran conscientes de que habían quedado atrapados sin salida y acorralados en una trampa mortal. En medio de aquella situación, un soldado español, cavando una trinchera, encontró una tabla de madera con la imagen de la Virgen Inmaculada Concepción, Virgen venerada desde el año 646 en la Reconquista contra la invasión de los moros. Considerando este encuentro como una señal divina, la moral de los soldados españoles se llenó de una renovada fuerza, y aquella misma madrugada ocurrió lo imprevisto: las bajas temperaturas ocasionaron un viento helado que congeló las aguas e hizo posible que escaparan de esa peligrosa posición. Como era de esperar, aprovecharon el factor sorpresa para atacar al campamento enemigo al amanecer del 8 de diciembre, que en ese momento despertaba para encontrarse con su peor pesadilla: "Los Tercios".

La victoria fue total, y holandeses e ingleses se rindieron. El almirante Holak, en su capitulación, añadió:

"Tal parece que Dios es español al obrar contra mí tan gran milagro."

Los héroes de Baler en Filipinas

Todo comenzó con el motín de Cavite en 1872 que desembocaría más tarde en la Revolución de Filipinas. Esta revuelta mostró desde un principio un acusado anticlericalismo que fue un claro aviso de alarma para España. La razón por la que se produce definitivamente el estallido revolucionario viene de 1892 con la Sociedad Secreta masónica fundada por Andrés Bonifacio, que inició una fuerte conspiración provocando una cadena de constantes revueltas y sublevaciones contra las posesiones españolas que terminaría por eliminar la presencia española en estos territorios. En un principio todas fueron sofocadas por los efectivos españoles; pero la participación estadounidense a medio plazo inclinó la victoria para los revolucionarios filipinos.


El conflicto se recrudeció el sangriento día del 26 de agosto de 1896 con lo que se conoce como «Grito de Balintawak». Prácticamente al mismo tiempo, un grupo de lugareños conocidos por «katipuneros» dirigido por Andrés Bonifacio asesinó inesperadamente a las autoridades españolas en las inmediaciones de la localidad de Calocán, en los arrabales de Manila. Aunque la revuelta fue inmediatamente sofocada, en días posteriores se sucedieron continuos enfrentamientos entre katipuneros y españoles en varias zonas de Manila, así como en San Juan del Monte, donde hubo continuas emboscadas y trampas sangrientas que nos recuerdan a esas películas del Vietnam.

El desenlace estaba anunciado porque el foco revolucionario en la provincia de Cavite, en el sureste de la bahía de Manila, comandada por Emilio Aguinaldo, triunfó; pero la resistencia de nuestros soldados españoles provocó tal desesperación en los revolucionarios filipinos que la contienda dio un giro tan sangriento que quedó patente la necesidad de acabar con esta locura haciendo caer el ímpetu de los filipinos con todo el simbolismo ideológico y político. En consecuencia, a finales de 1897, se decidió dar una resolución a este conflicto armado con el Pacto de Biak-na-Bató. Ante esta inesperada tregua de paz, Emilio Aguinaldo y otros líderes de la revolución huyeron a Hong Kong.

Batalla de Manila

Batalla de la bahía de Manila, 1 de mayo de 1898

En ese clima de aparente paz, el gobierno español se relajó y redujo el número de efectivos destinados en algunas de sus guarniciones. En febrero de 1898, los 400 hombres del destacamento de Baler fueron relevados por 54 zapadores españoles que salieron de Manila hacia Baler al frente del Capitán Enrique de la Morena y los Tenientes Saturnino Martín Cerezo y Juan Alfonso Zayas, junto con el Teniente médico Rogelio Vigil de Quiñones.

REPÚBLICA DE FILIPINAS - DECRETO DE 30 DE JUNIO

"Habiéndose hecho acreedoras a la admiración del mundo las fuerzas españolas que guarnecían el destacamento de Baler, por el valor, constancia y heroísmo con que aquel puñado de hombres aislados y sin esperanzas de auxilio alguno, ha defendido su bandera por espacio de un año, realizando una epopeya tan gloriosa y tan propia del legendario valor de los hijos del Cid y de Pelayo..."

 

 

Manuel de Caso

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