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Alarma y debate en Europa por la política inmigratoria de Italia

Los planes de Silvio Berlusconi de endurecer la política contra la inmigración ilegal generaron hoy preocupación y rechazo en Italia y Europa, con cuestionamientos encabezados por la Iglesia Católica y España, que advirtieron que tales planes pueden provocar "violencia, racismo y xenofobia".

Las críticas llegaron un día después de que Italia anunció el arresto de 268 inmigrantes e insistió con sus planes de penar con cárcel a los sin papeles, acelerar las expulsiones y reforzar controles aun en las fronteras con países firmantes de un tratado que autoriza la libre circulación por Europa a sus ciudadanos.

En Italia, el presidente del país, el ex comunista Giorgio Napolitano, se mostró cauto y pidió al ministro del Interior, Roberto Maroni, asegurarse que las medidas que impulsa el nuevo gobierno de derecha sean efectivamente "urgentes y de necesidad" y respeten la normativa europea, según informó hoy la prensa local.

Maroni, miembro del partido antiinmigrantes Liga del Norte, se reunió ayer con Napolitano para informarle de las medidas, incluidas en una ley que se espera sea aprobada por el gabinete el próximo miércoles en Nápoles, que fue escenario de violentos incidentes entre residentes e inmigrantes gitanos.

Mientras se aguarda su adopción, el ministro de Defensa, Ignazio La Russa, propuso que el Ejército ayude a patrullar los barrios junto con la policía, en una medida de "prevención y disuasión" de disturbios como los ocurridos en Nápoles, donde residentes quemaron esta semana tres campamentos de gitanos.

Berlusconi asumió la semana pasada para un tercer mandato como primer ministro de Italia con la promesa de combatir la inmigración ilegal, a la que muchos italianos responsabilizan de distintos delitos.

La Iglesia también alzó la voz y dijo que "hay que parar los extremismos" contra los inmigrantes, ya que se corre el peligro de caer en el racismo.

"No pueden dictar leyes a nadie y no pueden ser considerados como la realidad total de un pueblo", afirmó el presidente de la Conferencia Episcopal (CEI), el cardenal Angelo Bagnasco, en una entrevista que publica hoy el diario La Repubblica sobre la crisis desatada después del incendio de los asentamientos gitanos.

Pero la preocupación y el rechazo trascendieron las fronteras.

Uno de los cuestionamientos más duros fue formulado por la vicepresidenta del gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, quien no sólo expresó su desacuerdo con las medidas que impulsa Berlusconi sino que además, sin pelos en la lengua, dijo que en Italia existe "violencia, racismo y xenofobia".

El Ejecutivo español "rechaza la violencia, el racismo y la xenofobia, y por tanto no puede compartir lo que está sucediendo en Italia, es evidente", dijo De la Vega en conferencia de prensa.

La segunda del presidente José Luis Rodríguez Zapatero evitó acusar directamente al gobierno de Berlusconi de esta situación, pero sí dijo que las leyes que elabora Italia "pueden" agravar esta realidad, según su opinión, ya existente.

"El gobierno (español) no comparte la política de expulsiones sin respeto a la ley y a los derechos y por tanto tampoco las actuaciones que pueden exaltar la violencia, el racismo y la xenofobia", declaró de la Vega.

Por su parte, la Comisión Europea dijo que seguía la situación "con mucha tensión", pero aclaró que "por ahora", Italia no contravino la legislación europea sobre inmigración.

"Por ahora no se ha demostrado que haya violación de las normas de la UE", dijo el vocero de la comisión, Pietro Petrucci.

No obstante, Petrucci aclaró que, contrariamente a los deseos de la Liga del Norte, la comisión no estudia modificar el tratado de Schengen que permite la libre circulación por los 24 países europeos firmantes del pacto, tampoco en los aspectos de controles fronterizos.

La Liga del Norte quiere que Italia obtenga una suspensión del espacio Schengen de libre circulación, que intregan actualmente 22 Estados de la UE más Islandia y Noruega.

Bulgaria y Rumania, de donde llegó la mayor oleada de inmigrantes tras sumarse al bloque en enero de 2007, tienen previsto adherirse al tratado para 2011.

El canciller italiano, Franco Frattini, insistió en la necesidad de revisar el tratado.

"Es necesaria una revisión para verificar la adecuación (del tratado) sobre las fronteras internas y externas", dijo Frattini en una entrevista publicada hoy en el diario Messaggero.

"Una inspección continua de las fronteras exteriores es necesaria, así como inspecciones sorpresa de la Comisión Europea.

Si se acepta nuestra propuesta de introducir las huellas dactilares y un banco de datos con Schengen 2 en 2009, entonces todo será más fácil", consideró el ministro. (TELAM)
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