
Lo dijimos cuando Bolivia votó masivamente por un cambio. No se trataba entonces de cambiar la gobernación del país porque el pueblo quisiera ver caras nuevas al frente de los departamentos que deben regir una nación, ni porque una determinada ideología hubiera superado el concepto vital de la existencia de los ciudadanos. Se trataba de aplicar la máxima expresión que pone en nuestras manos la democracia para decirle al mundo entero que el propio pueblo estaba harto de repartir miseria y analfabetismo, de repartir hambre y condiciones infrahumanas de vida… de verse en el furgón de cola de un tren que caminaba hacia ninguna parte. Después, y a pesar de haber advertido que su mayoría era un cheque en blanco, pero con fecha de vencimiento si no se aplicaban en la tarea, el personaje y sus colaboradores no han dado la talla en la medida de lo que su pueblo esperaba, pero eso es ya otro trigo aunque se muela en el mismo molino.
La historia ha vuelto a repetirse en Paraguay, en donde un hombre cansado de ver que las soluciones que su pueblo necesita no acaban de llegar, ha colgado la sotana y situándose al frente de una concertación de ideales políticos, ha arrasado en las últimas presidenciales de Paraguay.
Fernando Armindo Lugo Méndez, ex Obispo católico de San Pedro que el próximo 30 de este mismo mes cumplirá 57 años, nace en San Solano, distrito de San Pedro del Paraná en la República de Paraguay, en el seno de una familia humilde. Se incorpora a la carrera eclesiástica en 1970. Es Licenciado en Ciencias Religiosas, ha realizado estudios de espiritualidad y sociología en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, y el 17 de abril de 1994, tras haber regresado a Paraguay, fue ordenado Obispo de la diócesis de San Pedro, la región más pobre del país. En su haber, su trabajo como misionero en Ecuador, y más concretamente en la provincia de Bolívar.
En 2004, el Papa Juan Pablo II dispuso su retiro como obispo, si bien continuó ejerciendo el sacerdocio como párroco, hasta que en 2006 renunció a su ministerio sacerdotal con el fin de presentar su candidatura a la Presidencia de Paraguay, a la vez que solicitó al Vaticano mantener su pertenencia a la Iglesia Católica como laico. Días más tarde la Congregación de Obispos rechazó su solicitud y dispuso su suspensión “a divinis”, esto es una decisión eclesiástica que normalmente cesa al cesar también la causa de incompatibilidad con el ejercicio del sacerdocio.
Ya se dio un caso parecido en América Latina con el sacerdote Jean-Bertrand Aristide, que llegó a ser Presidente de la República de Haití.
Es cierto que se le vincula al eje Cuba-Venezuela-Bolivia, sino baste comprobar la relación de partidos que componen esa “Concertación”: Alianza Patriótica Socialista, Partido Comunista Paraguayo, Partido Convergencia Popular Socialista, Partido Socialista Paraguayo, Partido del Movimiento al Socialismo, etc. Lo que también es cierto es que en este agrupamiento de partidos y movimientos, también se incluyen el Partido Demócrata Cristiano o el Partido País Solidario. Pero no es menos cierto que otros partidos como el Liberal Radical Auténtico que no tienen ninguna alineación con los anteriores también están en el grupo de decididos.
Todo un frente de voces que nunca han podido manifestarse y por lo tanto dejarse oír en los foros de decisión política. Probablemente sea una buena solución, si Lugo es capaz de gobernar con el respeto a los acuerdos previos con todos esos partidos, pero alzándose como una sola voz.
Ante la duda que puede presentar esa “Concertación”, el propio Presidente electo ha definido a dicho agrupamiento como “la unidad dentro de la diversidad”, aunque creo que por experiencias similares mejor hubiera sido definirlo como “la unidad a pesar de la diversidad”, y si no, ¡al tiempo!.
Añade al respecto que “la unidad de todas las fuerzas democráticas y progresistas es la única salida para transformar el país de manera profunda y generalizada, y dar respuestas apropiadas a los grandes desafíos que plantea la sociedad paraguaya”.
Si buceamos en las reacciones que se han suscitado tanto en el hecho de la presentación de Lugo a la Presidencia de la República como su posterior elección, nos encontraremos con algunas de sobrado valor para su interpretación.
Así Gabriel C. Salvia, Presidente del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL) opina que “no ha sorprendido que hayan jugado un papel importante tanto el Presidente de Bolivia Evo Morales, como el aspirante a dictador de Venezuela Hugo Chávez”.
El embajador de Cuba Adolfo Curbeto dijo que “entregamos un mensaje de nuestro Presidente, al electo Presidente de la República de Paraguay. Renovamos la voluntad de Cuba de fortalecer y desarrollar los tradicionales vínculos de amistad y cooperación entre los gobiernos hermanos de Cuba y Paraguay”. Y hay quien dice que cuando citó la palabra “electo” ni se ruborizó ni se le cayeron los palos del sombrajo. Veámoslo de otra manera. A lo mejor hasta Fernando Lugo puede conseguir que la dictadura de la República caribeña deje paso a una democracia de principios.
Por su parte el embajador de los EE.UU., en línea con su actitud de super potencia le dijo a Lugo tras su primera entrevista como Presidente electo. “El Gobierno de los Estados Unidos tiene para el Paraguay 500 millones de dólares para ayudar en la erradicación de la pobreza y el analfabetismo. Cuando quieras me avisas para entregar la ayuda”, porque ahora no lo llevo suelto en el bolsillo, le faltó decir. Da la sensación que se trata de un “Bienvenido Mister Marshall” a la usanza de la España de los años 50. Pues bueno.
Y nos faltaba por conocer la opinión de una de las partes más interesadas, la del Vaticano, a cuya disciplina eclesial se ha debido hasta hace poco, y con su suspensión “a divinis” podría volver, una vez encauzadas las aguas de la revolución democrática con la que se halla comprometido. Monseñor Orlando Antonioni, Nuncio Apostólico de la Santa Sede, se expresó utilizando los más estrictos términos de la diplomacia institucional: “El Vaticano tiene una postura sobre el caso de Fernando Lugo, que la dará a conocer próximamente en un comunicado”.
El que anda un poco despistado respecto a la política en terrenos de Paraguay es el Presidente brasileño Lula da Silva, quien muy recientemente en el transcurso de un viaje a Alemania, manifestó que “las victorias de Chávez, Morales, y de otros, el último Fernando Lugo en Paraguay, son señales de avance democrático”. Con su aseveración, incurre en dos graves errores. El primero el tildar de demócrata a un personaje como Hugo Chávez que silencia las voces de quienes le llevan la contraria en materia de comunicación, aunque llegara al poder por métodos democráticos, que ya es de agradecer. Sin embargo bueno sería que el Presidente de Brasil repasara la muy reciente historia de Venezuela, y se le recordará que la primera vez que intentó gobernar fue por la fuerza de las armas, urdiendo un golpe de Estado, que no prosperó aunque dejó un par de centenares de muertos en el camino. Y el segundo meter en el mismo saco con el venezolano a Fernando Lugo, quien sí llega democráticamente a la Presidencia de una nación que, sin ninguna duda, le necesita.
Por si hubiera alguna duda, “el juntos sí, pero no revueltos” del ex-Obispo de San Pedro (¿será una premonición?), ha ratificado su convicción de que aparte de alianzas, siempre necesarias, entre países vecinos o de un mismo continente, él no se alineará con el Sr. Hugo Chávez. Según el que será nuevo mandatario de los paraguayos en declaraciones a la agencia de noticias mexicana Notimex, “nosotros vamos a hacer nuestro propio proceso, manteniendo y fortaleciendo nuestra propia identidad y abiertos a conversar y dialogar con todos” “No queremos grandes radicalizaciones ni polarizaciones”. Y al respecto agregó; “de corazón yo creo que estamos más cercanos de Montevideo, de Uruguay, que quiere hacer un gobierno diferenciado”
Y de paso, el Presidente de Brasil debería cuidar un poco más a los voceros de su gobierno, para que no traten de ignorante a su homólogo en Paraguay en un futuro muy cercano, en ninguna materia, aunque se trate de la energética. ¿Será que no funcionan los teléfonos ni las ADSL entre Alemania y Brasil?
¡Será!