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Soledad no deseada: cuando estar solo no es una elección

La soledad no deseada: el nuevo reto social en España

Un fenómeno silencioso que afecta a miles de personas y que ya tiene un impacto medible en la salud y la economía.

© Planeta Latino Baleares 

Un reciente estudio publicado en la revista científica European Journal of Health Economics revela que la soledad no deseada tiene un coste social y económico creciente en España. Más allá de las emociones, este fenómeno afecta a la salud mental, física y al bienestar general.

La investigación, titulada “The societal cost of unwanted loneliness in Spain”, estima que la soledad forzada supone un impacto económico relevante en el sistema sanitario y en la productividad laboral, además de elevar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, depresión y deterioro cognitivo.

Los expertos diferencian entre la soledad elegida —una decisión personal y a menudo saludable— y la soledad no deseada, que se vive como una carencia o un aislamiento forzoso. En España, este tipo de soledad afecta a uno de cada cinco adultos, especialmente a personas mayores y a quienes viven solos o han pasado por cambios vitales recientes.

Grupos más vulnerables:

  • Personas mayores que viven solas.
  • Adultos en transición (divorcio, jubilación, mudanza).
  • Jóvenes hiperconectados pero con pocas relaciones presenciales.
  • Trabajadores desplazados o con empleo estacional, como ocurre en Baleares.

El caso de Baleares

En las islas, la combinación de población estacional, movilidad laboral y envejecimiento genera un terreno fértil para este fenómeno. Muchas personas llegan solas a trabajar por temporada o se quedan tras la jubilación con redes sociales más limitadas.

Las iniciativas vecinales, asociaciones y clubes culturales están emergiendo como espacios de conexión emocional que ayudan a contrarrestar el aislamiento.

“La soledad no deseada no es una cuestión de edad, sino de vínculo”, explican los investigadores. El reto está en construir comunidades que faciliten la conexión, no solo el contacto.

Cinco pasos para reducir la soledad

1. Participar en actividades comunitarias
Bibliotecas, talleres, asociaciones culturales o huertos urbanos.

2. Usar la tecnología con propósito
Grupos locales en redes o aplicaciones que fomenten encuentros reales.

3. Cuidar las relaciones de vecindad
Un saludo o una charla breve puede marcar la diferencia.

4. Pedir ayuda sin miedo
Servicios sociales y sanitarios locales ofrecen programas de acompañamiento.

5. Promover redes humanas
La conexión social también es sostenibilidad emocional.

La soledad no se combate con ruido, sino con vínculos reales 💛

 

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